miércoles, 11 de julio de 2012


Hijo de don Juan Manuel Dimas del corral y doña María teresa Arrubla, don Manuel Dimas tenía que hacer honor a sus progenitores, ambos ilustres en la historia de la independencia.
Nació en 1801 y era todavía un adolescente cuando sentó plaza de cadete en la escuela militar fundada por su padre y que dirigía en Medellín francisco  José de caldas por los años de1814.
 Su ingreso al ejército se hizo cuando ya había muerto su padre, y cuando el estado se vio en la necesidad de atender a la invasión efectuada por warleta por Nachí y Zaragoza. Combatió san grabo tija y en otros sitios, y en otros sitios, y a las órdenes del coronel Andrés Linares fue de los derrotados en la ceja de cancán.
Sometido el estado por las fuerzas invasoras, y disperso el ejército en que participaba, volvió a sus lares y se retiró a las vecindades de santa fe de Antioquia, a la hacienda de contador, donde con su madre y su hermano Toribio se dedicó a ganar el sustento en las faenas del campo. La noble dama había sufrido el secuestro de todos sus bienes y el hambre amenazaba el ya incompleto hogar.
Pero vino Boyacá y tras de aquella decisiva batalla la presencia de córdoba de Antioquia y otra vez el entonces subteniente sintió el llamado del patriotismo y se presentó al comandante. En compañía del capitán Juan María Gómez siguió al chocó y contribuyó a la expulsión del gobernador Aguirre. Regresó a Antioquia y en compañía de salvador córdoba y bajo del comando del que después se hizo héroe de Ayacucho realizo la campaña que dio por resultado la derrota de warleta, la ocupación del bajo magdalena y más tarde la de toda la costa atlántica.
 “chorros blancos, Cáceres, Ayapel, la mojana, corazal y muchos otros campos de batalla –dice José D. Monsalve – a testiguaron su valor, una audacia y un atrevimiento de parte de Del corral que eran admirados de toda aquella juventud antioqueña que salió a combatir a los realistas con un entusiasmo parecido a la desesperación”.
Terminada su acción militar, apareció el hambre de trabajo, no menos denodado y valiente. Urrao, el paraíso escondido, fue el teatro de sus hazañas civiles. Allí tumbó monte, abrió haciendas plantó sementares edificó casas haciendas de aquel lugar, al igual que don Pablo Pérez de Rublas y don Sacramento Hoyos, esa maravilla que no conoció el General Posada Gutiérrez pero que ponderó de oídas como una de las más hermosos valles de Colombia. Distinguía a don Manuel Dimas del corral un especial sentido práctico y una malicia – nada indígena –que lo hicieron paradigma de aquellas burguesas virtudes.
Ese sentido de la economía doméstica le inspiró la idea de hacer que un mico que tenía en su casa se hiciera útil, en vez de ser ocioso, y ganara la comida, paro lo cual lo puso a limpiar sogas. Se casó don Manuel Dimas de corral con Doña María de los Santos Martínez y tuvo en ella notable descendencia.

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